Perfil de Mujer

Ancianidad

I

¡Mirad todos cuán hermosa

se ve la congregación!

¡OH, ancianidad de Colón,

esta tarde estás preciosa!

Tu noble faz candorosa

observo con emoción

pues eres la inspiración

que me sostiene a tu lado

ya que has dejado un legado

para mi generación.

 

II

Eres cual árbol frondoso

donde a acogerme yo vengo

cuando ya no me sostengo

en la lucha sin reposo.

Tus ramas colmadas de hermosos

frutos disfruto hoy en día.

Tu sombra es consejo y guía

para el joven extraviado

que aún poder no ha logrado

centrar en Jesús su vida.

 

III

Hoy tu rostro muestra huellas,

surcos hechos por el llanto,

lágrimas que van dibujando

la filigrana más bella.

Me conmueve la querella

que te causa mi desvío;

ese dolor ante el frío

de tantos jóvenes vanos…

Ancianidad, hoy tus manos

sostén cual Moisés, por bien mío.

 

IV

Aquel a quien Jehová bendice

nadie podrá maldecir,

y hoy tú puedes bendecir,

por eso hasta aquí venir quise.

Tu dulce rostro me dice

que es un gozo este camino

y que los cardos y espinos

llevan con satisfacción

los que han recibido el don

de conocer al Divino.

 

V

Ancianidad, tú Le has visto

pues tu rostro Le refleja;

tu vida una estela deja

de ese caminar con Cristo.

Apuro el paso y me alisto

para seguir esa huella,

y aunque aún no llevo mella

de una lucha cual la tuya,

yo sé cantaré aleluya

más allá de las estrellas.

 

VI

Como Elías tú no temas

ni pienses como él pensó:

“Fiel al Señor quedo yo

y rodeado de anatema”.

Siente una confianza plena

en que Cristo prometió:

“Las puertas del infierno no

vencerán nunca a la Iglesia”,

Y firme en esta promesa

esperanza tengo yo.

 

VII

Siente el gozo del Señor

por la vida que te ha dado

y que tú le has entregado

con tan intenso fervor.

Que no te cause pavor

el descanso temporal

al la muerte transitar,

pues parecerá un segundo

ese descanso profundo

antes del Cielo alcanzar.

 

VIII

Yo estaré por ti esperando

ya en descanso o aún en lucha

para cantar ¡Aleluya!

A nuestro Cordero Santo.

Le veremos transformando

a muchos de los que viven,

y a los que en sueño residen

sellados por el Señor

levantará el Salvador

en resurrección sublime.

 

IV

OH, ancianidad bella y pura,

venerarte hoy yo quiero

pues me estremece el anhelo

de volar hasta tu altura.

Versos llenos de ternura

mi alma acaba de brotar;

Mis canas quiero yo echar

como tú en este sendero.

Dulce miel y fuerte acero

eres tú, ancianidad.

 

_D.R.S

 

25 de octubre de 1999

Inspirada en mis padres y recordando la tarde de agosto de 1999 en que estuvimos reunidos en el templo de Colón con los ancianitos.